En mi habitación hay un festín de olores y memorias, de añoranzas y placeres.
Existe un ambiguo olor a cigarrillo, de yogurt viejo.
Aires y voces lejanas como la musa de una ventana, en ese breve silbato de vibración escalofriante.
Fuerte como el viento, fuerte son las palmas. En el lugar soñado, en la perspectiva deseada. En el instante programado, en la pérdida del tiempo.
En el segundo inventado, en la canción de Pink Floyd que resuena en mi cabeza.
Allí, en la utopía de mi mundo, en la arena, en la luna, en el sol.
En el eclipse.
En el ataque.
En el corazón.
Utopías de una sobreviviente.
Sobrevivo entre utopías. Soy quien soy, Karelis Chacón. Es un libro.
martes, 16 de diciembre de 2014
domingo, 2 de marzo de 2014
Otro mundo.
Otro
mundo.
Que
simplicidad, pasan las hojas
con rayas, rayas deprimidas.
Rayas desorientadas y
perdidas.
Encontradas en la razón y corazón.
Pasan rápido tan veloces que
apenas
se pueden distinguir con un leve sentido común.
La más triste de todas las noches...
La
más triste de todas las noches;
en
ella se acobijan
los
sentimientos resguardados por el espectro.
La
lúgrube esfera de la vida
de
nuevo se pierde, flota por los vientos
de
las enormes mareas que ahogan
el
agrío corazón.
Las
agujas del reloj no se detienen,
su
melódico tic-tac me acompaña esta noche.
Te
invoco en nuestro ambiente predilecto,
la
tenue luz de la vela lo sabe;
hace
de las sombras un universo
de
memorias que ruedan por los aires.
Esta noche...
Esta
noche, esta noche es como las noches en las que me refugiaba en tu ser. Una
vela, suave y densa luz amarillenta alumbra a medias mi cuerpo desnudo. Noche,
estrellas y luna junto a un ser tan mío.
Besos,
caricias y sexo vacío por dentro. Frío por fuera, pero tan blando y vivo por
dentro. La luz temblorosa humedece mis ojos y, psicológicamente, emocionalmente
estoy tan débil que caigo, me hundo.
Esta
noche es tan tuya como mía. Esta noche desgarrada eres tú. Eres tú, ese ser tan
incomprensible que desprecio y ambiciono al mismo tiempo. Eres ese lado blanco,
ese amigo, ese sexo que me excita. Ese gemelo que me alienta…
Tan
llena me siento que no siento nada por ti.
Pido tu calor.
Pido
tu calor. Ya no soporto mi mente tan turbia y perturbante.
Mi
soledad se comparte de nuevo con una estrella, una vela y las lágrimas. Me
escondo, me ovillo sin que nadie me vea… Tan sola me consumo. Y pienso en ti,
en tu sexo. Tan raro y complejo, tan loco y espontáneo.
El
reflejo de tu llama en mi ventana, verte consumir por el fuego que ilumina,
cada vez queda menos de ti. Gotean lágrimas rojas, mancha el piso, llorando por
ti. Sin definir colores. Tu afable voz llora en silencio. Te comprendo, te abrazo
y te beso, te extraño. Sin voz te llamo, sin letras te escribo, sin ojos te
busco. Sin corazón te amo. Con mi alma congelada te retengo, aquí y siempre te
pensaré. Aquí yo y tú allá. Tú, lejos me piensas sin pensamientos, tú allá me
extrañas sin sentimientos, sin conocer emociones. Sin vida, ¿Cuál vida?
Ser de tu sed...
Ser
de tu sed, perdida en tu piel como un triste animal.
Despelleja
un corazón destrozado como una dulce fiera.
Hace
de ti una mejor persona mientras tus pies se estremecen con el fuego de la
pasión desprendida de tu alma.
Demuestra
un poco de cariño con tu más despreciado sentimiento mutilado.
Escribe
y conviértete en mi cómplice.
Enciérrate en mis piernas y derrítete en mi boca.
Describe
tu fuerza, nunca será mayor.
Llama,
llora, desahógate.
Libérate
de tus resentimientos y despide el odio.
No
pienses, escribe y llora.
Piérdete;
piérdete, escucha, aprende,
-escribe
y llora-.
Desde
luego, ama, piérdete, escucha, aprende, escribe y llora, llora y ahógate.
Tu
vida estará tan mal como la mía.
Duerme,
sueña y ¡Despierta que nada es real! Nada es como tú crees, nada te saldrá bien.
Nada te llenará… Todo te
destrozará, todo te mutilará. Todo te acabará.
Muere,
muere como una virgen suicida, muere y todo será en vano.
Muere
y olvídate de todo, muere y desaparecerás.
Muere
y moriré. Un escrito muerto, un aprendiz perdido, otro más.
Vida,
vida muerta, vida sola, sola y deshecha, fría y muerta.
Nada
más estremecedor, letras sin fin, un fin sin letras, una razón perdida, un
tiempo interrumpido. Un cielo borrado, un camino tumbado, sin pasos ni pies, despídete de tu tortura, que lo
mejor ha llegado a su fin.
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